“Dichoso el pueblo que sabe alabar al Señor” (Sal 89,15)
“Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Yahvé nuestro Creador” (Sal 95,6)
“Al Señor tu Dios adorarás, y a Él solo servirás” (Mat. 4,10)
“hablemos unos a otros con Salmos, himnos y cantos espirituales. Canten y alaben de todo corazón a Dios por todas las cosas en el nombre de Jesucristo” (Efes 5, 19-20)
“Todas las naciones y pueblos deben alabar al Señor” (Sal 117)
“Lavadas ya mis manos y limpias de pecado, quiero, Señor, acercarme a tu altar, y entonar cantos de alabanza, y proclamar tus maravillas”
(Sal 26, 6-7)
“Por último, hermanos, piensen en todo lo verdadero, en todo lo que es digno de respeto, en todo lo recto, en todo lo puro, en todo lo agradable, en todo lo que tiene buena fama. Piensen en toda clase de virtudes, en todo lo que merece alabanza” (Fil., 4)
Y Dios es realmente quien merece toda alabanza en el cielo y en la tierra.